Ayer pasé y la ví
inmóvil, silenciosas, yertas,
toque su corazón y comprendí
que el moustro de acero estaba muerto.
En largas hileras se aprestaban
como el último afán en su defensa
pero inútil, el progreso las llevaba
o el hombre habitual en su inconsciencia
Yo no vibran las vielas que entonaban
canciones de trabajo en los rieles de la patria,
ni taladran las noches ni las nieblas,
los faros luminosas, luz de esperanza.
No se escuchan los silbatos que anunciaban
la llegada feliz de un año nuevo,
ni el llanto doliente se su silvo
Homenaje al compañero caído
en aras del deber y del trabajo.
Yo no importa los números que llevan,
ni tampoco las líricas palabras,
el progreso insaciable le ha extraído,
el vapor acumulado en sus entrañas.-
Al mirarlas así inermes desvaídas
A mi espíritu invisible invade onda pena
y presiente si el destino es de ellas,
encontrarse muy cerca del fin de la jornada
300, 800, 1300 y las otras,
altivas silenciosas todas yertas,
ya no rugue en sus entrañas aquella furia
transformadas en trabajo por la ciencia.
Ellas fueron el progreso y la pujanza
transportando los tesoros de esta tierra.
Ellas fueron compañeras de mi vida
Ellas y yo, somos la misma esencia
Elias Padial_ Ferroviario Jubilado – Poeta Metanense